viernes, 30 de enero de 2015

Aprender a escribir

Por Jenny Rocío Salinas Atuesta y Héctor Salinas Castellanos
        


Definitivamente un buen escritor se hace leyendo. No hay una estrategia más efectiva para aprender a escribir que la lectura constante de obras de reconocidos autores. De ahí que el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, indica: “nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas”.

Stephen King, quien es catalogado como uno de los escritores más versados del género de terror y misterio, indica que un escritor que no lee, es como un compositor que no escucha música. Este autor, de muchas novelas y cuentos bestsellers que han sido llevadas al cine señala igualmente que, si no tienes tiempo de leer, tampoco tienes las herramientas para escribir.

Al igual que Gabriel García Márquez y que Stephen King, los más galardonados escritores del mundo, coinciden en afirmar que este arte de la escritura implica ante todo mantener la disposición permanente por la lectura. Sin duda, ¡Leer es el primer paso para aprender a escribir!  Un lector consagrado descubre en los libros y en las obras literarias los secretos de la escritura. Hay muchas razones que dejan ver que lectura se constituye en el primer paso para aprender a escribir; veamos algunas:

En los libros están las palabras, los estilos y las más diversas formas de la producción escrita. La lectura de textos nos deja ver la función que cumple cada palabra, cada oración, cada párrafo, cada capítulo.

La lectura y la escritura mantienen una relación estrecha; se escribe con palabras y se lee con palabras. No puede haber pensamiento sin lenguaje, no pueden producirse ideas sin palabras. Con palabras se narra, se describe, se compara, se contrasta, se analiza, se reflexiona, se interpreta, se argumenta y se propone.

Leer y escribir estimula el pensamiento. La lectura ayuda a pensar y el pensamiento es indispensable para escribir. El desarrollo del pensamiento está determinado por las palabras.  Se piensa con palabras, se escribe con palabras y se leen palabras.

Cuando una persona logra expresar claramente en un escrito lo que él piensa, se convence así mismo que el pensamiento habla a través de las palabras. Escribir es el mejor ejercicio de saber en qué grado está nuestro conocimiento; si no hay claridad en lo que pensamos es imposible escribirlo.

La buena lectura enriquece el vocabulario; la lectura nos muestra muchas formas de expresar las ideas; fomenta y estimula la imaginación.  Los ensayos, las investigaciones, los documentos académicos, los textos narrativos, descriptivos, expositivos y argumentativos nos dejan ver que existen muchos estilos y formas de escribir.

La experiencia de escribir se adquiere combinando el hábito constante por la lectura con la imaginación para crear las ideas que son la base de un escrito.   Si bien es cierto que un buen escrito depende de muchos factores gramaticales, también es verdad que el mayor reto de un escrito lo constituye la creatividad del autor para producir sus propias ideas que son la esencia del escrito.

En fin, como ya se ha dicho, la habilidad de escribir bien se va adquiriendo en la constante práctica y leyendo a grandes autores, pero se requiere originalidad, es decir tener estilo e ideas propias. Escribir bien es romper todos los modelos para proponer algo nuevo. Un buen escritor es el que piensa, pero también el que es capaz de poner a pensar al lector. Escribir bien es generar nuevo conocimiento.

Existen muchos estilos discursivos y por lo tanto diversidad de formas de escribir. Cada género tiene un estilo particular. Los ensayos, las novelas, las noticias, las crónicas, los artículos científicos, las monografías, los editoriales y el cuento tienen características que los diferencian unos de otros.

Veamos brevemente algunos de ellos.

El ensayo:  es un escrito en el que se da a conocer nuestro pensamiento acerca de un determinado tema. Se diferencia de otro tipo de escritos, porque en el se expone con profundidad posturas críticas debidamente argumentadas.  

Por lo general, en el ensayo se confronta el pensamiento de varios autores frente al tema central. Igualmente analiza las causas, reflexiona acerca de las consecuencias, presenta testimonios, muestra contrastes; y lo más importante, fija posiciones y formula propuestas de solución al problema o la situación que se plantee.

El ensayo está estructurado por tres elementos fundamentales que están organizados y relacionados entre sí: título, introducción, desarrollo y conclusiones.

El título: debe escribirse de tal forma que tenga relación con el tema central o con su propósito. 

Introducción: Aquí se presenta el tema central y el contexto desde el cual se aborda el ensayo, se explica el propósito del tema, se formulan interrogantes, se presentan las causas, consecuencias y posibles variables, se plantean los aspectos más importantes del tema y se dan a conocer los antecedentes sociales, históricos culturales, políticos, económicos a que haya lugar.

El ensayo puede iniciarse con una frase célebre, referenciando un acontecimiento, mencionado una anécdota, comentando una noticia o haciendo alusión a una situación que ya pasó o que está ocurriendo. En este escrito se puede abordar temas de carácter cultural, social, literario, filosófico, humano, económico, político y científico.

Desarrollo: Es la parte primordial del ensayo donde se comienza a exponer con profundidad el tema y se dan a conocer los argumentos. En el desarrollo se explican cada una de las ideas, pensamientos, puntos de vista, tesis y todo lo planteado en la introducción. Tanto las oraciones, los párrafos y el texto, debe responder a todo lo que ha planteado.

En el desarrollo se soporta la tesis con ideas y fundamentos que guarden relación y coherencia entre sí. Es importante tener en cuenta que en los ensayos argumentativos, las ideas y los pensamientos que se exponen deben estar fundamentados y referenciados debidamente.

El ensayo se centra en un solo tema y no desarrolla temas de otra índole. Se debe escribir con un estilo muy cuidadoso y evitando el uso de palabras o calificativos que molesten al lector. 

Conclusiones: En este punto se resume de manera breve cada uno de los puntos tratados, se aportan propuestas de solución, se establecen criterios de expertos en el tema, se fijan posiciones de la comunidad y se hace un juicio de valor.  

Al final del ensayo se dan a conocer las citas bibliográficas de los autores que se consultaron para apoyar la información presentada. 

La noticia, registra un acontecimiento nuevo que tiene un gran impacto dentro de la opinión pública. Contiene como mínimo los siguientes planteamientos: cómo, cuándo, dónde y por qué.

La característica principal de la noticia es la verdad. Por eso se exige al periodista, objetividad, equidad, respeto, imparcialidad, verdad y manejo trasparente.

El reportaje narra acontecimientos muy recientes. El reportaje profundiza la noticia o el acontecimiento y generalmente se hace desde el lugar en que ocurrió la noticia mediante testimonios, entrevistas, puede incluir opiniones personales del periodista.

La crónica es un género del periodismo que describe y narra por lo general en orden cronológico acontecimientos de gran importancia que ya sucedieron o que están desarrollándose. Las crónicas también pueden ser producto de la imaginación del cronista.

La crónica hace narraciones de lo sucedido y describe personas, lugares, momentos y acontecimientos. Igualmente tiene en cuenta anécdotas, testimonios, opiniones, entrevistas tanto a los protagonistas como a testigos y personas involucradas en el suceso. Tiene en cuenta datos históricos, muestra reacciones de la gente, contrasta opiniones, concluye y aprovecha todo recurso que le sea posible para enriquecer la crónica.

La novela narra y describe hechos reales o imaginarios. Este género es muy parecido a la crónica porque cuenta historias, leyendas y acontecimientos. La novela se distingue por su carácter abierto y su capacidad para contener elementos diversos en un relato complejo.

La estructura general del escrito: Se refiere al orden adecuado de todas las partes que constituyen el texto, como el título, los subtítulos y los capítulos. La estructura del texto es el bosquejo, el plano o el mapa que nos permite planear y avanzar en nuestro escrito de acuerdo con el tema o el propósito.

La organización del escrito: se logra ubicando correctamente las palabras, las oraciones y lo párrafos dentro del texto de tal forma que se genere una interconexión lógica y coherente entre cada una de las partes que lo conforman.

La ubicación ordenada y precisa de las ideas genera una relación estrecha y hace que el mensaje tenga sentido. En los documentos escritos vemos que la correlación de ideas contribuye a la construcción clara del mensaje.   Un orden coherente hace que una idea le aporte significados y aspectos importantes a las demás ideas que se encuentran conectadas entre sí.

El significado de los mensajes depende no solo de la ubicación correcta de las palabras dentro de la oración, sino de la ubicación precisa de las oraciones dentro del párrafo y de la ubicación de los párrafos dentro de todo el texto. Juan Gossaín, periodista y escritor dice que un buen orador es el que maneja muy bien los leguajes verbales y no verbales, pero indiscutiblemente, el mejor de todos es aquel que sigue un orden lógico, porque esto hace que haya coherencia y se genere una relación entre cada una de las ideas que exponga. Sobre el particular, reitera:Me encantan los oradores que tienen un orden mental, porque esto resulta fundamental para hacerse entender.

El contexto

Es otro aspecto que se debe tener muy en cuenta al producir un escrito porque de este depende la interpretación que adquiera cada parte del texto. El contexto se refiere a todas las circunstancias de diferente índole en que se suceden los acontecimientos como: las culturas, la historia, los lugares geográficos, las situaciones de orden político, los tiempos, el pasado y el presente.  Todo lo que gira alrededor de un evento hace parte del contexto, su entorno físico y cada uno de los aspectos desde los cuales se considera un hecho se circunscriben al contexto.

El contexto influye en la manera como las personas perciben los hechos y las situaciones; hace que el ser humano vea perciba los acontecimientos de diversas formas; el contexto marca la diferencia entre uno y otro significado; el contexto muestra que cada hecho tiene distintas perspectivas y por ende diversos significados. El contexto juega un papel fundamental en la interpretación de los actos comunicativos. Todo asunto tiene varios lados y cada uno de ellos genera visiones y puntos de vista diferentes; así son las palabras, las oraciones, los escritos y todos los sucesos, éstos se muestran de acuerdo al contexto en que se encuentren.

Por estas razones, hay que tener muy en cuenta qué función cumple cada palabra dentro de un escrito, es decir, qué significado puede adquirir de acuerdo con la situación o el contexto en el que se encuentre. Todos los temas tienen muchas perspectivas y contextos desde los cuales pueden ser vistos y esto hace que se produzcan múltiples interpretaciones. Hay diferentes aspectos que hacen que las personas conciban de distinta forma un mismo suceso, pero definitivamente la interpretación de un acontecimiento depende en gran parte del contexto y todo lo que éste conlleva.

Planteamientos básicos de un escrito.

Ya se ha insistido en que la importancia de un escrito está en la claridad y la sencillez, pero fundamentalmente en la forma cómo se le da vida al escrito, lo cual se logra imprimiéndole acción, sentido e interés a cada una de las partes que lo conforman.

La planeación de un escrito le exige a su autor plantearse como mínimo los siguientes interrogantes: ¿Qué voy a decir?, ¿Por qué lo voy a decir? ¿Cómo lo voy a decir?, ¿A quién lo voy a decir?

Veamos, uno a uno:

¿Qué voy a decir?; Para elaborar el más simple de los mensajes el escritor debe definir previamente ¿Qué va a decir? Nunca puede faltar esta pregunta a la hora de planear un escrito, pues, finalmente este interrogante es la razón de ser del escrito.

Esta pregunta es muy importante porque responde a lo que verdaderamente se quiere expresar dentro de un escrito o mensaje.  Se constituye no solo en el punto de partida del escrito sino en el eje central de todas las ideas que están a su alrededor.

¿Por qué lo voy a decir? Otro interrogante imprescindible. No existe un escrito que no tenga un propósito; siempre habrá una intención: vender una idea, expresar un sentimiento, fijar una posición, llamar la atención, divertir, provocar una reacción, generar una expectativa o persuadir acerca de algo. Las ideas se deben producir a partir del propósito del mensaje. Si el propósito del escrito es generar miedo, pues hay que propiciar en el escrito los elementos que lo generen.

¿Cómo lo voy a decir? Una vez se tenga claramente definidos cada uno de los interrogantes anteriores: qué voy a decir y con qué propósito, se debe pensar en la forma cómo ha de expresarse el mensaje. Este interrogante es básico dentro de la proyección del escrito ya que permite pensar en la forma cómo se va a expresar el mensaje: ¿qué palabras voy a utilizar? ¿qué estilo? y ¿qué argumentos voy a emplear para convencer?

Preguntarse ¿Cómo lo voy a decir?  Permite pensar en los fundamentos lo que se está afirmando.  Por ejemplo: mañana se espera un día soleado en Boyacá porque en la foto satelital del IDEAM se muestra el cielo totalmente despejado en toda la región andina.

¿A quién lo vamos a decir?  Nos permite ubicarnos en el escenario del lector; pensar en el tipo de lector a quien está dirigido nuestro mensaje, y por eso es muy importante conocer sus expectativas, sus gustos, su rol, etc. Recordemos que cada público es diferente. Lo ideal es escribir con un mismo nivel de comprensión para todos.

Técnicas de redacción y producción de textos:

·         Definir la idea general del tema; es decir, el núcleo o el eje central alrededor del cual giran todas las ideas que le dan fundamento y soporte a todo el texto. En el contexto literario, Gabriel García Márquez, llamaba “semilla” a la gran idea de un texto, manifestando, que este era el nombre más indicado, pues de la semilla se desprendían muchísimas raíces, que sostenían y le daban vida a los árboles y a todas las plantas en general.   

·         Hacer una lista de ideas que aporten sentido a la idea general.

·         Elaborar ideas completas, procurando que no les falte nada y teniendo cuidado de no sobrepasarse con palabras y repeticiones innecesarias.

·         Organizar las ideas de acuerdo con el propósito. Es necesario hacer un esquema general del escrito; es decir, definir el orden de cada una de las partes que van a conformar el escrito: el título, los subtítulos, la idea central, las ideas principales y secundarias, la organización de las oraciones dentro de cada uno de los párrafos y el orden de los párrafos dentro de cada una de las partes del texto.

·         Ordenar coherentemente las ideas.  “La coherencia se refiere a la relación que se establece entre las distintas partes de un texto, oraciones, párrafos y capítulos. Se busca que el texto tenga una estructura, que esté bien organizado, que tenga sentido lógico y no presente contradicciones. Por el contrario, un texto se considera incoherente cuando la estructura no es clara, no está bien organizada, presenta contradicciones y repeticiones innecesarias, y no tiene sentido lógico”.

·         Hacer uso preciso de los vocablos. Es decir que las palabras que empleemos correspondan al significado correcto de lo que queremos expresar. Utilizar exclusivamente las palabras necesarias para construir las oraciones y los párrafos. La concisión está relacionada con la oración.  Un estilo es conciso cuando las oraciones constan solamente de aquellas palabras indispensables para expresar el sentido.

·         Procurar la mayor brevedad posible para expresar únicamente lo que se quiere. Hay que evitar rodeos al momento de expresar una idea, ya que esto genera confusiones. Se recomienda no extenderse innecesariamente y eliminar todo aquello que no aporte nada.

·          Hay que propender porque el texto tenga solamente una posible interpretación por parte del lector. Para lograr la precisión de un texto se requiere usar términos adecuados que correspondan exactamente al significado que se quiere transmitir; por lo tanto, debemos utilizar palabras concretas, evitar metáforas no usar términos de significación vaga (ejemplo: ciertos, varios, diferentes, algunos, etc.) Tampoco deben utilizarse palabras que admiten más de una significación.

·         Ubicar adecuadamente los signos de puntuación. Hay que tener presente que de la correcta ubicación de los signos de puntuación dependerá el significado del mensaje.
·          La ortografía de un texto es decisiva en el significado del mensaje. Por esta razón es muy importante verificar cuidadosamente el uso adecuado de cada uno de los elementos ortográficos dentro del texto para evitar que se distorsione su sentido.

·          Las normas gramaticales son fundamentales, muchas de ellas se refieren al orden y estructura adecuada del texto.  Se recomienda mantener el orden gramatical. El verbo cerca del sujeto y luego el predicado.

·         Construir una oración por cada idea procurando al máximo que las diferentes oraciones que conforman el párrafo, mantengan una relación lógica e interconexión coherente entre cada una de estas.

·          No mezclar las ideas; no extenderse innecesariamente; no dejar ideas incompletas.
·         Un buen escritor es el que genera distintas perspectivas e incita al lector a deducir, analizar, reflexionar, hacer planteamientos e hipótesis, hacer comparaciones tomando diferentes referentes y puntos de vista.

·         Un factor determinante para la producción de ideas es la capacidad de observación. Es tan decisiva que, si no se hace uso de ella, seguramente se quedarían por fuera de un escrito muchos aspectos relevantes de un acontecimiento. El sentido de observación es lo que también permite tener de qué y por qué escribir.

·         Leer y escribir significa pensar. Cuando se piensa se habla así mismo.

A continuación, comparto un pequeño fragmento de un escrito del maestro Gabriel García Márquez, quien, con toda la razón, indica: “Nadie enseña a escribir”.

Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron los argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación.

El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes, ni diplomas, ni nada. Que la vida decida quien sirve y quien no sirve, como de todos modos ocurre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura

http://portal.educ.ar/debates/eid/lengua/debate/en-los-periodicos-encontraron-anuncios-como-este-cambio-sinopsis-de-el-quijote-por-sinopsis-de-la-odisea.php

Juan Gossaín Abdallah, escritor y periodista colombiano